7.23.2008

Poema para ser leído y cantado


Sé que hay una persona
que me busca en su mano,
día y noche, encontrándome,
a cada minuto, en su calzado.
¿Ignora que la noche está enterrada
con espuelas detrás de la cocina?

Sé que hay una persona
compuesta de mis partes,
a la que integro cuando
va mi talle cabalgando
en su exacta piedrecilla.
¿Ignora que a su cofre
no volverá moneda que salió
con su retrato?

Sé el día,
pero el sol se me ha escapado;
sé el acto universal
que hizo en su cama con ajeno valor
y esa agua tibia,
cuya superficial frecuencia es una mina.
¿Tan pequeña es, acaso, esa persona,
que hasta sus propios pies así la pisan?

Un gato es el lindero entre ella y yo,
al lado mismo de su tasa de agua.
La veo en las esquinas,
se abre y cierra su veste,
antes palmera interrogante...
¿Qué podrá hacer sino
cambiar de llanto?

Pero me busca y busca.
¡Es una historia!

César Vallejo

3.09.2008

á r b o l a d e n t r o

Creció en mi frente un árbol.

Creció hacia adentro.

Sus raíces son venas,


nervios son sus ramas,


sus confusos follajes pensamientos.



Tus miradas lo encienden


y sus frutos de sombras


son naranjas de sangre,


son granadas de lumbre.



Amanece


en la noche del cuerpo.


Allá adentro, en mi frente,


el árbol habla.


Acércate, ¿lo oyes?



Octavio Paz

12.01.2005

"Walking Around" (Pablo Neruda)

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndose de pena


Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas
que lloran lentas lágrimas sucias.

11.30.2005

Me sobra el corazón (Miguel Hernández)

Me sobra el corazón


Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué? ... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No véis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra corazón.

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Miguel Hernández

6.03.2005

hallazgos (y recomendaciones)

5.26.2005

(...) dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.


Horacio, Odas, I, 11, 7-8
(...) He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas.
Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.

No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas,
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto. Desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!

F. García Lorca

4.30.2005

el por qué de tanta brisa de Tierra

Son hijos de Tifón los necios vientos de húmedo soplo
(...) Las demás brisas soplan caprichosamente sobre el mar;
unas dejándose caer sobre el ponto sombrío,
azote terrible para los mortales,
se precipitan en funesto vendaval;
(...) con sus ráfagas destruyen las naves
y hacen perecer a sus navegantes;
no hay escape del mal
para los hombres
que se topan con ellas.
Otras en cambio,
a lo largo de la tierra sin límites
–cubierta de flores–,
arrasan los deliciosos campos
de los nacidos en suelo,
llenándolos de polvo y atroz confusión.


Hesíodo


«…Comme celui qui se dévêt à la vue de la mer,
comme celui qui s’est levé pour honorer la première brise de terre (…)
Les mains plus nues qu’à ma naissance et la lèvre plus libre,
l’oreille à ces coraux où gît la plainte d’un autre âge,
Me voici restitué à ma rive natale...
Il n'est d'histoire que de l’âme, il n’est d’aisance que de l’âme. (…)
Sur des squelettes d’oiseaux nains s’en va l’enfance de ce jour,
(…) et plus légère que l’enfance sur ses os creux de mouette,
de guifette, la brise enchante les eaux filles en vêtement d’écailles pour les îles…
(…) et ce n’est pas assez d’en rire sous les larmes…
Mais qu’est-ce là (…) qu’est-ce, en toute chose, qui soudain fait défaut?…»
(…) qu’une herbe illustre sous les mers nous parle encore de l’exil…
[1]


[1] Como el que se desnuda a la vista del mar,
como el que se levantó para honrar la primera brisa de tierra (…)
Con las manos más desnudas que cuando nací y los labios más libres,
con el oído atento a esos arrecifes de coral donde yace el lamento de otra edad,
Heme aquí restituido a mi orilla natal…
No hay más historia que la del alma (…)
Sobre esqueletos de aves diminutas se va la infancia de este día
(…) y más ligera que la infancia sobre sus huecos huesos de gaviota,
de golondrina de mar, la brisa encanta a las aguas niñas con vestido de escamas para las islas…
(…) y no basta con reír bajo las lágrimas…
¿Pero qué es eso (…) qué es lo que de pronto falta en todas las cosas?
(…) Que una hierba ilustre bajo los mares nos hable otra vez del exilio…
Alexis Leger